
No es habitual que los vampiros celebren su cumpleaños, pero Rüdiger desea hacerlo. Por eso, Anton le organiza una fiesta en el local de su clases de baile, a la que también asisten Olga y Lumpi. Anton y los vampiros tratan de divertirse inventando juegos. Mientras tanto, el profesor Cisneros lleva a su cita (la mismísima tía Dorothee) al mismo lugar, que cree solitario y tranquilo.
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